Ni Babel, carajo. Ni Babel,
si hubiese sido un hombre,
o una mujer perversa,
habría previsto esta nueva torre.
Nos pusieron a hablar el mismo idioma
nos pusieron, además, a traductores
para que sin problemas nos pudiéramos entender (sí claro),
y ese es el puto problema.
A quién quieres engañar.
Ya se acabó la magia, se acabaron los juegos.
Ya solo nos queda seguir la línea de tiempo.
Ya solo nos queda andar de cisterna en cisterna.
¿Para eso es que nos enseñas la puta historia,
vendiéndose al mejor postor?
¿Para que nos puedas meter en la cabeza algo
de lo que nadie fue testigo?
La supiste hacer, sin darnos a elegir
qué historia de los hombres era la más digna.
La supiste hacer convenciéndonos
de que somos más que otros (animales).
¿A qué hora nos supiste convencer
(y cómo carajos)
que un rey sin corona no es rey?
¿No destrozaría el león
en miles de pedazos
al rey más noble, de piel más blanca?
Cállate ya, y líbranos de esas invenciones.
(Yo sé que no va a ocurrir).
Cállate, termina este teatro de los hombres.
No somos los que más saben.
Al revés, al contrario, patas arriba, sèver lA,
somos los animales más ignorantes.
Hasta nos inventamos la palabra
megalómanos, edificio, sociedad.
Ignorantes. Viajamos a Marte,
para ignorarlo. Hicimos alas
para ignorarlas. Conocimos el fondo del mar
para ignorarlo. Habitamos la Tierra
para ignorarla. Y tú sigues hablando.
Deja de hacernos lo que no somos
y lo que nunca hemos sido.
Da la cara, ¿es que eres feo?
(Sé que no la darías ni bonito).
Deja de convencernos,
la palabra humano no existe.
Ahí fue que nos jodiste.
Simios somos, incluso menos.
(Creo que es hora de que se sepa
que no hablo de Dios, de la religión
ni de nada parecido, como la política.
Adivina, adivinador, de quién hablo yo.
¿Quién, estúpidamente, te convenció
y te metió en la cabeza, que eras especial
por ser humano? Cállate ya.)