10 de octubre de 2012

Cinco palabras sobre una mujer


I.
Sentada así, con las piernas recogidas,
con el pelo suelto, los brazos cruzados,
la cabeza despejada y el corazón abierto.
Sentada así a la pared y a la vida.

II.
De los ojos: que son negros, hasta adentro,
que reflejan la luna blanca, la luna negra, la luna azul.
De la mirada: que es profunda, hasta adentro,
que refleja la luna blanca, la luna negra, la luna del alma.

III.
La mano que suavemente siente mis brazos,
la mano que escribe la lista del mercado,
la mano que se lastima con un hilo erróneamente colocado,
esa mano que toma mi mano.

IV.
Cierra la boca, ábrela, sonríe, saca la lengua,
grita, canta, dime un secreto al oído, o no,
pon tu boca en mi oreja, refréscala con agua,
habla con el mundo y luego cuéntame de él.

V.
El agua de la ducha, el agua de la llave,
el agua de reserva y el agua de la calle,
el agua pública, de la gente, y el agua privada.
Lluéveme, mójame, quítame esta sed de ti.

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