no quiero
ser el martes que se repite
una y
otra vez hasta el cansancio.
no quiero
ser el camino de siempre
a tu casa
de siempre, por las calles de siempre.
no quiero
ser la palabra que se repite,
que de
tanto escucharla no suena más que a hueco.
y siempre
suena igual, como si fuera tu piel, solo tu piel
sin carne
ni venas ni grasa por dentro.
no quiero
ser el vacío que, de vacío, se llena,
absorbiendo
cuanto encuentra porque ya no tiene nada.
no quiero
ser la última gota del agua que siempre fue la misma
bajando
por la misma garganta que dijo tu primera palabra.
no seré
tus mismas cosas nuevas de siempre
ni tus
mismos nuevos besos de siempre
y ni
siquiera te daré mis sonrisas únicas de siempre.
tú me
condenas a la eternidad.
y es que
yo busco la muerte.
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