23 de abril de 2012

Caminos de tierra


Fui envejeciendo, cargando el peso de los días.
Empujé mi silla de ruedas por los caminos que caminaba
Hasta que tuve que sentarme en ella.

Esos caminos florecidos que a mi paso se fueron marchitando,
Los caminos de tierra en que quedaron mis pasos
Los caminos de tierra que se hicieron después pavimento
Tan duro y tan seco, tan plano, tan gris.

Ya no recuerdo las flores. Son como mi cansancio.
Mi cansancio es transgénico, modificado genéticamente.
El hombre se cansa más y los caminos se hacen más largos.
El hombre se detiene ante la vitrina colorida.

Los vidrios de la ciudad encierran los olores,
Aíslan las manos del tacto y la lengua de sus placeres.
Ya no somos maíz del Popol Vuh sino ceniza de la Biblia.
Quiero volver a los caminos de tierra.

Me siento culpable de haber caminado.
Me siento culpable de haber vivido el proceso de pavimentación.
Es cierto, mi silla de ruedas anda mejor.
Pero quiero volver a embarrarme.

Prefiero arrastrarme por el barro húmedo a andar tus ciudades.
Prefiero ir desnudo, a riesgo de la burla, que vestir tus prendas.
Prefiero matarme, lanzarme desde las cuchillas de Sutatausa
Antes que morir cómodamente en tus camas anti-ácaros.

Quiero morir con mis hermanos mayores antes que parir.

Al árbol habría que preguntarle sobre la paciencia,
¿cómo te metiste debajo del pavimento?
¿Cómo pudiste destrozarlo, elevando la tierra?
¿Cómo puedes vivir?

Ahora mis pies se cansan en zapatos de marca
Sobre pavimento de marca y señalizaciones.
Mi terrible sentencia: algún día volveré a caminar descalzo.
Me dices “¡Te reto!”, mostrándome mi tumba bajo tierra.

Quizá te tomaste mi pasado y mi presente,
Pero no sabrás qué hacer conmigo cuando muera.
Si no me entierras en el cemento, volveré como árbol
Y levantaré tu maldito pavimento.

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