6 de octubre de 2013

para volver a casa sin girar 180 grados

este es un mensaje al más allá.
reporte número ciento treinta y tres, segunda carpeta, tercer folio.
sepan que dentro de mí ha llovido la lluvia que limpia
sepan que esto hubiera sido imposible sin irme a descubierto, sin nada más para protegerme que mi piel.
sepan que no ha sido fácil, para nada fácil. me ha dolido tanto más caminar sin rumbo, pero también me ha mostrado cuánto de bueno hay en cada cosa.
sepan que a pesar de la nostalgia, he perdido mis temores. tan solo me quedan las certezas de mí mismo.
sepan que a pesar de la melancolía, supe recordar sin añorar, y supe saborear cada plato aún sin tener más que arena a la mano.
sepan que aprendí a aprender, que aprendí también a desaprender, y que aprendí a entender cuanto pude de las inasibles verdades.
sepan que extraño, sepan que recuerdo con el amor intacto, con el amor puro, que no sería capaz de volver a amar sin la pureza.
sepan que hay luces y sombras, porque, así como la verdad, todo es inasible. todo excepto mi propio cuerpo.
y entonces, sepan que cuando tuve frío me abracé con mis propios brazos, que iban llenos de las cobijas que ustedes me enseñaron.
sepan que aunque hubo momentos malos, sé que fueron para bien, porque ahora me conozco y conozco mejor lo que es malo para mí, que para nadie más lo es porque aprendí, también, que cada quién no tiene más que su propio cuerpo, y no puede esperar un abrazo más que de sus propias manos, y si quiere besar terriblemente, tendrá que cerrar los ojos y recordar cuanto es terrible, brutal, recordar todo lo que fue capaz de recibir, para recibirlo nuevamente como si nunca antes hubiera llegado.
quizá es esto lo que más me sorprende. sé que nada me pertenece más que mi propio cuerpo, hasta que muera. entonces ya nada será mío: aprendí que para volver a casa es necesaria la conciencia de no estar volviendo a la misma casa, es decir, tener la conciencia de que cuanto viene es nuevo, y aunque sea la misma casa es un nuevo descubrimiento.
así es como quisiera volver, si vuelvo. caminar por los caminos, valga la redundancia, y volver como por accidente, porque entonces no esperaré encontrar las mismas sillas, ni la misma cama, ni la misma hoguera (a pesar de que serán las mismas), y me sentaré y me acostaré y me calentaré de nuevo, no como volviendo de un largo camino, sino como siguiéndolo, como si nunca hubiera habido regreso y por casualidad, por causalidad, no estar volviendo de la historia, sino estar haciéndola dentro de mi camino.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario