Poeta, tu maldición es la página en blanco.
Y enseguida no sabes qué sentimiento plasmar.
Y piensas y piensas y piensas y se te olvidó sentir,
Se te olvidó vivir, se te olvidó que para escribir
Es necesario vivir de vez en cuando.
Poeta, tu maldición es la situación caótica del mundo.
Y pretendes traducir y plasmar la historia
En versitos, versículos, y ya no haces el amor
De tanto buscar con qué palabras novedosas
Decirle a la chica que la amas.
Lo sé, lo sé. A mí también se me ha quedado pequeña la palabra.
Pero no es para tanto hombre. A veces la palabra no sale.
Y si no sale, pues ya, déjalo así y sigue el día
Que si no, terminarás en un Shakespeare moderno
Con unas obras completas de medio millón cien años después de tu muerte.
Poeta, tu maldición es pretender pasar a la historia.
Ya nadie pasa a la historia. Ya la época no da para eso.
Lo único que pasará a la historia son los pueblos
Y ahí sí que puedes hacer algo. Ayúdalos a pasar a la historia
Trabaja junto a ellos, encamínalos sin tanto sentimentalismo
Y quizá algún día podrás marchar entre sus líneas
Y morir junto a ellos, y seguramente ya dejará de importarte
En el último minuto de tu vida
Pasar a la historia, pues ya sabes
Cómo murieron cientos de los tuyos
Estuviste a su lado y moriste con ellos
Supiste de las balas o el hambre
Y más que poeta, fuiste gente
Quizá después, a la hora de dormir
Puedas retrasar un poco el sueño
Y escribir tus versículos, cuando ya la matanza haya pasado a la historia
Y cuando el pueblo también haya pasado a la historia.
Primero lo primero. Anda y marcha y habla con ellos
A la vuelta puedes escribir todo lo que quieras
Que seguramente lo apreciaremos algún día
Y le pondremos precio a tus trasnochadas.
Sabia lucidez, Santiago
ResponderBorrarSentir que todos somos parte de la historia, y el poeta es uno más. Quién quiere versículos muertos... Gracias por tus palabras. Natalia