vengo del
jardín, mujer.
traigo de
allá sed y hojas secas.
quité del
suelo la maleza
y teñí de
negro la tierra, que estaba ya agrietada.
traigo las
manos sucias
y algunos rasguños
de jardinero.
he dejado
la huella de mis botas a lo largo del pasillo
y el suelo
de la ducha quedará negro
pero me he
cuidado de no poner las manos en las paredes blancas.
sí, ya sé
que vamos tarde al colegio del muchacho
ya sé que
el desayuno se ha enfriado
ya sé que
luego tenemos que ir a casa de mamá.
es que no
pensé que fuera a tomar tanto tiempo esta labor.
cuando
salí de casa el sol aún no había asomado
todavía el
claro de luna entraba por la ventana
iluminando
la ropa desparramada por la alcoba
y delineando
tu cuerpo.
me levanté
con cuidado
no quería
que despertaras tan temprano.
me preparé
un café con la luz apagada
me gusta
cómo el olor del café le va ganando al olor de la noche
y abrí la
puerta, sintiendo aquella brisa fría, húmeda y densa
que solo
se siente a la madrugada.
en una
mano mi taza caliente
la otra en
el bolsillo del pantalón de trabajar
y a la espalda
la maleta con bolsas, regadera y tijeras de podar.
me gusta
el camino que lleva al jardín
todo de
tierra seca que no hemos querido pavimentar.
me gusta que
esté alejado del zaguán
lejos de
casa y de las visitas
lejos de
todo lo que hacemos día a día
mirándonos
vivir.
el jardín
parece otro de noche
como un
hombre que siempre es el mismo hombre
pero que a
veces parece otro sin explicación.
cómo me hubiera
gustado tomar una foto para que lo vieras.
no, una
foto lo arruinaría todo.
quizá un
pintor
quizá un
poeta de esos a los que cuando hablan
no se les
escuchan las palabras.
puedo
intentarlo, si quieres.
hubiera
querido mostrarte las flores cerradas con luz de luna
y el
brillo que revela el rastro de las babosas.
a esa hora
los caracoles duermen sobre las hojas
y el
silencio de las lombrices es aún más profundo
seguramente
porque duermen todavía
y todos
los colores están oscuramente teñidos de penumbra
y yo de
pie
con una taza
de café olorosa en medio del jardín.
¿lo ves?
no te he dicho nada y siento que ya lo he dicho todo
pero
finalmente lo que necesita un jardín es un jardinero y no un poeta
especialmente
ahora que la tierra está seca y no vienen los pájaros
no vienen
ya los colibríes porque las flores se marchitan antes de nacer.
seguro prefieren
otros sitios más bonitos
pero si
algún día vuelven, y encuentran el jardín bien presentado
quizá se
queden.
me tomé el
café en un par de sorbos
y me
arrodillé entre la maleza.
arranqué
de raíz varias plantas muertas,
quité
varias hojas que ya estaban secas.
removí la
tierra
hice todas
esas cosas que se hacen cuando se arregla un jardín
tarareando
algunas de las canciones que cantaba mi padre
mientras
mi madre encendía la leña
o le rompía
el cuello a la gallina del sancocho
o recogía
la caca de los caballos, para que no anduvieran entre su propia mierda.
mis padres
fueron felices, tú lo sabes
quizá no
tanto como nosotros lo somos ahora
pero es
que la vida era distinta entonces.
mi padre
no era jardinero, por ejemplo
y yo era
un chiquillo sin colegio al que tuviera que llegar con puntualidad.
antes los
jardines eran el mundo entero,
antes no
se oía hablar del calentamiento global.
yo creo
que pronto morirá mi madre
pero no me
asusta, es normal
ya es una
mujer vieja que vivió todo lo que había por vivir
yo creo
que ya ella quiere descansar.
mientras
me baño, anda y mira cómo quedó el jardín.
mira cómo
está libre de maleza y cómo ha revivido.
mira cómo
se ve de distinta la tierra
ahora que
tiene agua otra vez.
mira las
flores, mira los colores
antes de
que se vaya la luz del amanecer.
perdona.
yo sé que ya es hora de salir
que mi
madre no se va a morir si no nos ve antes
que al
niño le van a poner un retardo por nuestra culpa
que el desayuno
ya no va a saber a nada
pero
quiero decirte una última cosa.
creo que
fue antes de que el sol saliera
antes de
guardar las tijeras y echar en la bolsa la tierra y las hojas secas
antes de
sentarme a descansar y alistarme para volver
cuando aún
quedaba algo de luz de luna
me senté a
mirar si faltaba algo más en el jardín.
cuando ya
salía el sol, que el aire se llena de luz en un instante
en aquel
encuentro entre la brisa de la noche y la luz,
vi nacer
sobre las hojas el rocío.
simplemente
llegó.
así como
llega la tristeza
sin avisar
así como
llega la alegría.
ahora
regreso yo también de la noche.
es mi
turno de quitarme la tierra seca del cuerpo.
estoy
cansado
y de allá
traigo sed y hojas secas
traigo las
manos sucias y algunos rasguños.
voy a
tomar algo, voy a lavarme el sudor.
sí, me
como el desayuno de un bocado
y vamos a
dejar al muchacho en el colegio.